Artilleros, Artilleros, marchemos siempre unidos siempre unidos de la Patria, de la Patria, de la Patria su nombre engrandecer, engrandecer. Y al oír, y al oír, y al oír del cañón el estampido, el estampido nos haga su sonido enardecer. España que nos mira siempre amante recuerda nuestra Historia Militar, Militar, que su nombre siempre suena más radiante a quien supo ponerla en un altar. Su recuerdo que conmueve con terneza, dice Patria, dice Gloria, dice Amor, y evocando su mágica grandeza, morir sabremos, por salvar su honor. Tremolemos muy alto el Estandarte, sus colores en la cumbre brillarán, y al pensar que con él está la muerte, nuestras almas con más ansia latirán. Como la madre que al niño le canta la canción de cuna que le dormirá, al arrullo de una oración santa en la tumba nuestra, flores crecerán. Marcharemos unidos, marcharemos dichosos seguros, contentos de nuestro valor, y cuando luchando a morir lleguemos, antes que rendidos, muertos con honor. Y alegres cantando el Himno glorioso de aquellos que ostentan noble cicatriz, terminemos siempre nuestro canto honroso con un viva Velarde y un viva Daoiz. Artilleros, Artilleros, marchemos siempre unidos siempre unidos de la Patria, de la Patria, de la Patria su nombre engrandecer, engrandecer. Y al oír, y al oír, y al oír del cañón el estampido, el estampido nos haga su sonido enardecer. Orgullosos al pensar en las hazañas realizadas con honor por nuestra grey, gritemos con el alma un viva España y sienta el corazón un ¡viva el Rey!

sábado, 8 de diciembre de 2007

3ª disolucion del Cuerpo de Artilleria

Llega al poder Primo de Rivera, Capitán General de Cataluña y acaba con el sistema liberal democrático, de partidos políticos, parlamentario y bicameral. Nadie se había opuesto, ni en el Ejército ni fuera de él.

Al poco de su llegada, ya tiene el primer “roce” con el Cuerpo de Artillería. En un banquete celebrado el 3 de diciembre de 1923, dijo a los artilleros allí presentes que la escala cerrada era un inconveniente para que los artilleros alcanzasen los puestos más altos del Ejercito. A este comentario se unía el proyecto de regulación de ascensos. Para rematar, corre la voz que el Dictador pretende entregar las Baterías de Costa a la Armada. Bonito panorama para celebrar la Patrona.

El General Correa, Jefe de la Sección de Artillería, hace un llamamiento a la calma y en un comunicado a los Comandantes Generales del Arma les dice que son asuntos que necesitan tiempo y estudio y sería interesante no pronunciarse por el momento. Los artilleros se ponen a la defensiva y esperan en breve la primera coz de la “mula”, apodo por el que era conocido por los artilleros Primo de Rivera.

1924 y 1925 transcurren con normalidad, al no aflorar ningún asunto espinoso al exterior. Pero 1926 empezaría fatídicamente para el Cuerpo.

Con buena fe y voluntad, el General Correa, coincidiendo con la vuelta victoriosa de Primo de Rivera de Marruecos y con el deseo de ganar para el Cuerpo la voluntad del General, propone al Cuerpo el nombramiento de Coronel Honorario al Dictador. El General Correa estaba personalmente interesado, ya que en breve o ascendía o pasaba al retiro. Los artilleros ponen de manifiesto la no aceptación de la idea del General.

Al poco llegó la primera coz. Primo de Rivera, al dejar colgado en el armario el uniforme de Coronel de Artillería, prohibe al Cuerpo cualquier homenaje particular al Capitán Ruiz de Alda, que llegaba triunfante de su travesía del Atlántico Sur.

El General Correa avergonzado por lo hecho y sucedido, solicitó el retiro al Ministro de la Guerra, Duque de Tetuan, quien en lugar de admitirla, lo comisiona a Marruecos a inspeccionar las tropas allí destacadas. Mal momento para marcharse, cuando todos los ojos están pendientes de la actitud del General, ya que en él esta depositada toda la confianza de sus compañeros como cabeza visible del Cuerpo.



Concurren en éste hecho dos asuntos más:

- La posible división del Cuerpo en las dos ramas técnica y táctica (origen de la 2ª disolución).
- El Decreto de 9 de junio de 1926, prohibiendo la permuta del ascenso por méritos de guerra por la Cristina.

Este ultimo hecho impacta en el Cuerpo, ya que desde 1891 todas las promociones formalizaban su renuncia al ascenso por méritos de guerra, siguiendo el tradicional ascenso por antigüedad. Esta renuncia se hacia efectiva firmando en el álbum, cuya primera pagina decía: “ Los Artilleros que firman en este álbum quieren conservar en el Cuerpo, y transmitir con su ejemplo a los que vengan a formarlo, el tradicional espíritu de honor, unión y compañerismo que recibieron de sus antecesores, con el que alcanzó las glorias y prestigios que goza para bien de la Patria y Honor de sus individuos. Y considerando que la escala cerrada es condición indispensable para el logro de tan altos fines, resuelven mantenerla entre sí, ofreciendo por su honor renunciar (por los medios que la Ley permita) todo ascenso que obtengan en el Cuerpo o en vacante de General a éste asignada y no les corresponda por razón de antigüedad.”

Por éste Decreto se ascendía con carácter retroactivo a 16 artilleros, despojándolos de las correspondientes cruces, fruto de las renuncias. En palabras del Teniente General Serrano de Pablo: “....con esta disposición, Primo de Rivera ha creado un conflicto que indudablemente no existía, innecesario y que no interesa a nadie más que a los Artilleros. La gente de la calle ni lo comprende, ni lo comparte.”

El Cuerpo se moviliza y en todas las guarniciones surgen reuniones, cuyos acuerdos se hacen llegar al Jefe de la Sección. Por el contrario, Primo de Rivera intenta mediante una carta dirigida al General Correa, justificar su Decreto en estos términos: “ Prohibiendo toda discusión publica que quebrante el prestigio, concepto y eficacia de los Cuerpos que han mantenido hasta ahora el criterio de la escala cerrada, guardando, al noble y ofuscado empeño de defenderla, las consideraciones que merecen por sus servicios, ha de mantener el Gobierno íntegramente su resolución y apurar todos los medios de exhortación para hacerla efectiva sin resistencias, por lo mismo que están tan decidido a vencerlas, si desgraciadamente para la Patria se ofrecieran. Fuera del acatamiento completo a la disposición, solo soluciones muy dolorosas para todos se ofrecen y deben desecharlas a toda costa, cuanto antes mejor, para hacer imposible que surjan pugnas y apasionamientos que solo aprovecharían a los enemigos de la Patria y del Rey. Que cuide, la juventud más que nadie, de no dejarse inflamar por los alentadores de pasiones, que acaso ponen en ellas esperanzas de ambición y desordenes que solo aprovecharían a sus apetitos.”

Carta profética y premonitoria, que en nada gusto a los artilleros, viendo en ella definitivamente resuelto y fallado el asunto.

El día 15 de junio, la Junta de Madrid, en representación del Cuerpo, toma el acuerdo de “ escribir una nueva pagina gloriosa en el libro sagrado de las renuncias”, separando del servicio a los 16 ascendidos por el Decreto, haciéndose cargo de las necesidades familiares y personales de los mismos y que de intentar el Gobierno impedirlo, “ el Cuerpo como un solo hombre pediría el retiro también”, procediendo cada uno con arreglo a su espíritu y honor. Al mismo tiempo, Primo de Rivera, advierte que si un solo Artillero pedía el pase a la Reserva, el Gobierno presentaría su dimisión, reservándose el dar un manifiesto al País en el cual expusiese los perjuicios derivados de tal resolución, culpando a quienes con su actitud la originaban.

A instancias de S.M. Alfonso XIII, se reúnen Primo de Rivera, el Duque de Tetuan, el General Correa y el Teniente Coronel Velarde, para tratar de dar solución al conflicto. Por fin se llega a un acuerdo con las siguientes bases:

- Que no se tomen represalias contra los compañeros que entran en el Real Decreto, ni les impongamos vejaciones.
- El General Jefe de la Sección determinara los destinos que deben confiárseles.
- No ascenderá ninguno más en dicho periodo.
- Que el 1 de octubre entrará en vigor un Reglamento de Recompensas, hecho con intervención de nuestra Sección del Arma.

Vuelven las aguas a su cauce, pero por poco tiempo. El 26 de julio, Primo de Rivera publica un Real Decreto por el que se regula los ascensos por elección. Los artilleros habían sido traicionados. El General no había cumplido las bases del acuerdo. Las consultas entre guarniciones comenzaron, subiendo de tono conforme se iba conociendo el Real Decreto.

El 5 de septiembre se publica el Real Decreto de disolución del Cuerpo. Como partes destacables tenemos:

- Declaración del estado de guerra en toda España.
- Suspensión de empleo y sueldo de los Jefes y Oficiales de la escala activa.
- La Academia licenciará a sus alumnos.
- La escala de Reserva custodiará los Estandartes y cuarteles.

El Rey, que estaba de viaje en San Sebastián, no tenia conocimiento de éstos Decretos, salvo por una breve referencia telefónica. Una vez en Madrid, Primo de Rivera intentó obtener del Monarca su beneplácito a todo lo hecho. Aunque le costó, al final lo obtuvo.
Tras la publicación de esta disposición, muchas Unidades de Artillería se acuartelan. Se acuerda el resistir y no entregar los Mandos hasta que fueran obligados a la fuerza. Se repartió armamento a las clases de tropa, que enterados de lo que ocurría demostraron un gran espíritu, para ir donde fuera preciso con sus Jefes y Oficiales, a quienes bajo ningún concepto querían abandonar. También los Oficiales de la Escala de Reserva se ofrecen a correr la misma suerte que sus compañeros de la Activa, no en vano llevaban las mismas bombas en el cuello. El Gobierno publica una nota en la que denunciaba al País la conducta del Cuerpo de Artillería y daba cuenta de las medidas represivas que iba a adoptar.

Con respecto a Cartagena, a las 8 de la mañana del día 8 de septiembre, una compañía del Regimiento de Infantería Sevilla recorrió las calles proclamando el estado de guerra. El Regimiento de Artillería se sometió a la Autoridad militar, quedando los Oficiales arrestados en sus domicilios.

En la Academia el preámbulo del Real Decreto había creado una honda irritación. Se decide unirse al resto de guarniciones, enarbolando el lema “puesto que Segovia era la cuna del Cuerpo, también sería su tumba.” Pero poco duró la resistencia, a la caída de la tarde se entregaba voluntariamente la Academia.

Pero hay que destacar un episodio muy doloroso. Ocurría en el 4º Regimiento de Plaza y Posición en Pamplona. El Regimiento fue acuartelado siendo el Oficial de Guardia de ese día el Teniente Enrique Tordesillas y Cabeltón. Se reúne a todo el Regimiento y se consulta a los Oficiales de la Escala de Reserva, Suboficiales y Clases de Tropa acerca de la actitud que piensan tomar. Salvo unos pocos, el resto decide seguir la suerte del Regimiento. Se redobla la guardia, se cargan peines de ametralladora, se almacena agua, pero en ningún momento se movilizan los Schneider de 155. A las cinco de la tarde aparece el Gobernador Militar, General Bermúdez de Castro. Reúne a todos los Jefes y Oficiales comunicándoles que debían proceder a deponer su actitud y que de no hacerlo procedería de forma violenta. El Coronel le responde que no abandonaran la Ciudadela. Pero el General ya había dado sus ordenes. Si no salía antes de las seis de la tarde, fuerzas del Regimiento de Infantería Constitución asaltarían el cuartel. Y así fue, los Artilleros de la Guardia son los primeros en dar la voz de alarma. Suenan los primeros disparos y el Teniente Tordesillas sale a repeler la agresión. El General Bermúdez de Castro abandona la reunión y sale a la Plaza. Es demasiado tarde, habían caído el Teniente Tordesillas y el Corneta Gregorio Alonso y heridos el Sargento Arralaz y otro Artillero. Todos los Oficiales fueron arrestados y la tropa licenciada.

Cuentan que sin haber orden alguna y como consecuencia de los acontecimientos de Pamplona, se retiraron de los Regimientos de Artillería las fotografías de Primo de Rivera y Alfonso XIII, sustituyéndolas por la del Teniente Tordesillas.

Se intentó resolver un problema exclusivamente artillero y de mantener la palabra dada en el cumplimiento de un compromiso. A nadie se le quitaba nada. Una vez más el Cuerpo de Artillería perdía el pulso, siendo castigado y humillado, favoreciendo la desunión.

A continuación vinieron los juicios sumarísimos y los consejos de guerra. Resaltaremos a modo de ejemplo los ocurridos en Segovia, donde fueron condenados a pena de muerte el Coronel Marchessi (conmutada posteriormente a perpetua), Tenientes Coroneles Sánchez Gutiérrez y López Pinto así como los comandantes Ortiz de Landazuri y Rojas Feigespan a cadena perpetua, y así todos los integrantes de la Academia.

Por Decreto de 17 de noviembre de 1926 se dictaban una serie de normas para el reingreso de los Artilleros al Servicio activo. Mal empezaba cuando en su primer articulo se les exigía un juramento al Gobierno bastante difícil de aceptar. Muchos optaron por el reingreso y no pocos se negaron a solicitarlo.

Para mas humillación, publica los Decretos de 17 de noviembre y 3 de diciembre de 1926 en el que reorganiza la Artillería y disuelve:

- 6 Regimientos
- Parques de Artillería
- Grupo de Instrucción
- Maestranzas de Barcelona, Sevilla y Madrid
- Deposito de sementales de Hospitalet

Acaban así los sucesos de ésta 3ª disolución. Sin embargo las consecuencias siguieron con publicaciones de disposiciones dañinas para el Cuerpo.






Extracto conferencia Bicentenario RAAA 73.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, le felicito por estos datos tan reveladores y difíciles de encontrar.
Mi abuelo era Coronel en aquellas fechas, y - contaban en mi familia que después de un decreto de Primo de Rivera contra los artilleros, llegó indignado a su casa, se quitó el uniforme tirándolo al suelo y le dió un ataque de Parkinson.
No se volvió a levantar de la silla de ruedas hasta su muerte, que creo que fue antes del 36.
Nunca he sabido cuando le pasó eso y ahora pienso que debió ser casi sin duda en el otoño de 1926.
Gracias por la información.

Secuencialogica dijo...

Añadir que el coronel de artillería de Vicálvaro, Luis Caballero de Rodas, suspendido de empleo y sueldo, se suicidó en El Retiro, supongo que como consecuencia de la situación.