A recibir las enseñanzas dadas en el Alcázar de Segovia, sede del Real Colegio de Artillería, acudieron distinguidos jóvenes pertenecientes a la primera nobleza de España, lo que tuvieron que acreditar con arreglo a la Real Instrucción de 13 de agosto de 1763, y por una Real Orden de 24 de febrero de 1769 se considero al Cuerpo de Artillería como de casa Real.
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