Desde la pérdida de Gibraltar, la familia D’Aoiz instala su residencia en el Puerto de Santa María y en Sanlúcar de Barrameda, donde tenían propiedades como las fincas llamadas Quesada, en Cádiz; Espínola, en el Puerto de Santa María y Monreal en Medina Sidonia. También en Navarra tenían dos señoríos, nueve merindades y la casa principal, con campos y viñas en Aoiz. A partir de entonces, el apellido D’Aoiz también se andaluza, convirtiéndose en Daoiz. Don Martín contrajo matrimonio en Sevilla con doña Francisca Torres Ponce de León, hija de los condes de Miraflores, el 2 de febrero de 1766.
El 10 de febrero del año siguiente, les nace un hijo varón. Esto ocurre en el domicilio de su abuela materna, la condesa de Miraflores, donde ocasionalmente residen los padres de nuestro personaje. La casa era el número 70 de la calle del Horno, inmediata a la parroquia de San Miguel. En el libro de bautismo de la indicada parroquia, consta en el folio 26, que el martes diez de febrero de 1767, el presbítero don Luis de Torres, con licencia de cura propio, bautizó a un niño al que puso por nombre Luis Gonzaga, Guillermo, Escolástica, Manuel, José, Joaquín, Ana y Juan de la Soledad. Eran sus padres don Martín Daoiz y Quesada y doña Francisca de Torres Ponce de León, natural de Sevilla, siendo el padrino fray Juan Mateos, presbítero de la orden del Carmen calzado. El mayorazgo que disfrutó don Luis Daoiz fue el fundado por Gaspar de Quesada en la villa de los Barrios en el campo de Gibraltar.
Pasó Luis Daoiz los primeros años de su niñez en casa de su abuela, donde como hemos indicado vivían sus padres. Es interesante anotar lo que dice González de León en sus «Calles de Sevilla», libro publicado en 1839. «Calle del Hospicio de Indias. Está en el cuartel C y en la parroquia de San Miguel. Se llamaba de la Cruz por un pequeño retablo con una cruz y así se llamó hasta 1699, que la Compañía de Jesús labró en ella, para hospicio de los padres de su religión que pasaban o volvían de las Indias. Esta casa, en parte derribada, está ahora sirviendo de cuartel de Infantería (en la actualidad se ha respetado parte de lo edificado para el parlamento andaluz, y el resto para una plaza). El callejón es estrecho y pasa desde la calle de las Palmas, a la Pza. de la Gavidia ampliado por su final con el derribo de una casa principal que en él había». Esa casa principal debió ser la habitada por Daoiz. Recibió las enseñanzas primarias en su propio domicilio y más adelante los primeros estudios en el colegio de San Hermenegildo, regido por los P.P. jesuitas, y situado próximo a su domicilio. En este centro de enseñanza se fue ilustrando la inteligencia de nuestro joven Luis, así como enriqueciéndose su espíritu con los hábitos de la obediencia, la cortesía y las prácticas religiosas. Entrando ya en los años de la pubertad mostró sus deseos de ser útil a la patria en la noble ocupación castrense, por lo que su padre solicitó y obtuvo la plaza en el Real Colegio de Artillería de Segovia. Aprobada la información de nobleza que entonces exigía este nobilísimo cuerpo, en expediente expedido el 10 de julio de 1781 por el escribano del rey, don Manuel García de Castro y del teniente asistente de Sevilla, don Fernando Vivero Sánchez, ingresó Daoiz en el Real Colegio de Artillería de Segovia a los quince años de edad. Como curiosidad se puede aportar que en el libro de padrones de la parroquia de San Miguel, figuraba el año 1767 Luis Daoiz empadronado con sus padres en la plaza de la Gavidia y callejón de Colegio, pero en 1782 ya no figuraba, porque contando con 15 años había ingresado en el colegio de artillería de Segovia. Continuaban figurando sus hermanos doña Ma. del Rosario, don Francisco y doña Josefa.
En Segovia permaneció Daoiz como cadete desde el 10 de febrero de 1782 al 9 del mismo mes del año 1787. Durante este periodo demostró ser un buen estudiante, tenaz e inteligente, distinguiéndose de manera especial en la esgrima de sable, y de espada, donde su agilidad y agresividad alcanzó entre sus compañeros de academia fama de experto y temible.
Llegado el año 1790 se ofreció voluntario para marchar a Ceuta al mando de una batería de su regimiento, para intervenir en la defensa de dicha plaza. Al año siguiente fue enviado a la ciudad de Orán como agregado a la compañía de minadores.
Su gran espíritu y concepto de la responsabilidad, le hizo solicitar le fuese permitido estar agregado a los minadores, pero sin perder su destino en la batería a su cargo. Su brillante comportamiento le valió ser ascendido al grado de teniente de artillería el 18 de febrero de 1792.
Cuando la revolución francesa alcanzó los extremos de demencia y terror que relata la historia, queriendo España dar prueba de sus sentimientos monarquicos y religiosos, se dispuso a ayudar a Luis XVI, declarando la guerra en 1793 a la República Francesa.
En realidad, más que declarar la guerra a Francia y a su república, España lo que hizo fue declarar la guerra a la Revolución Francesa, como espíritu de reacción, contra quienes cortaron la cabeza a Luis XVI y a Mª Antonieta.
El entusiasmo que tal decisión provocó en el pueblo español se patentizó en los cuantiosos donativos, alistamiento de voluntarios y en cuantas necesidades solicitó el gobierno español para intervenir en una guerra que estimaba justa. La primera parte de la campaña, que fue llamada del Rosellón, un ejército de 24 mil españoles a las órdenes del general don Antonio Ricardos, realizó una brillantísima actuación. En esta segunda parte de la campaña comenzada en marzo de 1794, participó Daoiz, interviniendo en numerosas acciones, mandando con valor y pericia sus cañones. Pero en un furioso contraataque francés, lograron rebasar las líneas españolas. Daoiz fue hecho prisionero el 25 de noviembre de 1794 y conducido a la prisión de Tolosa en Francia. En esta situación, reconociendo el enemigo sus méritos como artillero, le ofrecieron alistarse en el ejército francés con un alto empleo, lo que rechazó Daoiz, argumentando que su único deseo era regresar a España para continuar con sus campañas. Permaneció prisionero hasta que terminó la lucha en 1795, con la desastrosa Paz de Basilea. Las tentadoras ofertas francesas para que sirviese en su ejército se justificaban por los amplios conocimientos que Daoiz tenía del empleo de la artillería y por el dominio de las lenguas inglesa, francesa, italiana y el latín, en una época en la que el pueblo balbuceaba la ortografía.
Apenas terminada esta guerra contra Francia, comenzaron las ruinosas e infortunadas discordias contra Inglaterra. Una numerosa flota mandada por Nelson se dedicó a bombardear la ciudad de Cádiz. El 11 de julio de 1797 se le confió al teniente Daoiz el mando de una tartana cañonera con hornillo de bala roja, bajo las órdenes del almirante Mazarredo, que con gran talento, ingenio y valor, organizó la defensa del puerto y bahía de Cádiz, donde nuestros marinos y artilleros demostraron su heroísmo.
El navío inglés El Poderoso, que era el que más daño ocasionaba, fue el primer objetivo marcado por Mazarredo. Contra él luchó Daoiz con su tartana cañonera, llevando a cabo una efectiva y valerosa labor.
La hoja de servicios de Luis Daoiz se expresa con ese estilo concreto y lacónico de la literatura castrense, diciendo: «últimamente el teniente Daoiz, embarcado en el navío San Ildefonso, ha hecho dos viajes redondos al continente e islas de América, todo durante la última guerra contra la Inglaterra».
Tan escueta nota nos obliga a ampliarla un poco, para conocer mejor las cualidades y personalidad de nuestro personaje. El embarque del teniente Daoiz en el navío español, estuvo motivado por la necesidad observada por el gobierno español de tener que continuar la guerra contra Inglaterra, para poder defender nuestras colonias y proteger las flotas que venían de América. Para ello necesitaba completar la dotación de oficiales de la armada, lo que le llevó a ordenar que oficiales de artillería del ejército de Tierra fuesen agregados a los buques. El navío San Ildefonso, al que fue destinado Daoiz, disponía de 74 cañones y estaba mandado por el capitán de navío don José de Iriarte. En dicho barco realizó los dos viajes que indica su hoja de servicios. Durante esta navegación prestó importantes misiones y ayudó notablemente a su capitán para entrevistarse con oficiales de otras naciones, dados sus conocimientos para expresarse en francés, italiano e inglés.
Es curioso anotar que hallándose Daoiz, en noviembre de 1800, en el puerto de La Habana, ostentando las insignias de teniente, al revisar las «Gacetas» atrasadas, comprobó con sorpresa que el 4 de marzo de 1800, estando en la mar, le habían ascendido a capitán de artillería, no habiendo recibido notificación de dicho ascenso por estar navegando. Había cumplido 33 años cuando le llegó al ascenso a capitán.
De regreso a la Península, en fecha 7 de julio de 1802, fue destinado al 3er regimiento de artillería de Sevilla, su regimiento de origen, encomendándole la superioridad misiones científicas, dadas su facilidad y conocimientos de las matemáticas y su aplicación al desarrollo de la artillería. Precisamente, con fecha 2 de diciembre de 1803, se le ordenó a la Fundición de Bronces de Sevilla, según figura en el Legajo nº 12 de la indicada Fundición —hoy Fábrica Nacional «Santa Bárbara»—, una orden del generalísimo Godoy, Príncipe de la Paz, para que fuesen construidas dos piezas del calibre de «a ocho», según el proyecto del brigadier don Vicente María de Maturana, para el servicio de la artillería a caballo, debiendo reunir la particularidad de poder disparar indistintamente balas, granadas y metralla.
A tal fin se nombró una comisión de varios oficiales entre los que figura el capitán don Luis Daoiz. A esta comisión le dirigió Maturana un amplio escrito explicándoles el fundamento de la pieza ideada por él, consistente en disminuir el peso del cañón para su más fácil traslado y poder cambiar de asentamiento con mayor prontitud.
1 comentario:
Este tio sigue como siempre, aunque no he podido leer toda la biografia de uno de los capitanes mas importantes que tuvo la Historia Española estoy seguro que merece la pena. Hoy no, pero mañana seguro que lo leo y te dejo, como ya es habitual, mi opinion.... Sigue asi Gunner, eres una MAKINA....
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