Artilleros, Artilleros, marchemos siempre unidos siempre unidos de la Patria, de la Patria, de la Patria su nombre engrandecer, engrandecer. Y al oír, y al oír, y al oír del cañón el estampido, el estampido nos haga su sonido enardecer. España que nos mira siempre amante recuerda nuestra Historia Militar, Militar, que su nombre siempre suena más radiante a quien supo ponerla en un altar. Su recuerdo que conmueve con terneza, dice Patria, dice Gloria, dice Amor, y evocando su mágica grandeza, morir sabremos, por salvar su honor. Tremolemos muy alto el Estandarte, sus colores en la cumbre brillarán, y al pensar que con él está la muerte, nuestras almas con más ansia latirán. Como la madre que al niño le canta la canción de cuna que le dormirá, al arrullo de una oración santa en la tumba nuestra, flores crecerán. Marcharemos unidos, marcharemos dichosos seguros, contentos de nuestro valor, y cuando luchando a morir lleguemos, antes que rendidos, muertos con honor. Y alegres cantando el Himno glorioso de aquellos que ostentan noble cicatriz, terminemos siempre nuestro canto honroso con un viva Velarde y un viva Daoiz. Artilleros, Artilleros, marchemos siempre unidos siempre unidos de la Patria, de la Patria, de la Patria su nombre engrandecer, engrandecer. Y al oír, y al oír, y al oír del cañón el estampido, el estampido nos haga su sonido enardecer. Orgullosos al pensar en las hazañas realizadas con honor por nuestra grey, gritemos con el alma un viva España y sienta el corazón un ¡viva el Rey!

sábado, 15 de noviembre de 2008

Del pasado Honor, del presente orgullo

Del pasado y del presente siempre el honor
Sábado, 15 de noviembre de 2008
Diario de León
HISTORIAS DEL REINO

Se lo reconozco, soy una de esos millones de españoles que lloraron durante el entierro oficial de los soldados de la Brigada Ligera Aerotransportable (Brilat) que perdieron la vida en Afganistán. Compartimos el dolor de las familias y el de sus compañeros, por cuyas mejillas resbalaban silenciosas lágrimas mientras, al fondo, las banderas y estandartes de la unidad se estremecían con el viento. Dos muertos, varios heridos, uno de ellos leonés. Ya son casi noventa los españoles de bien que han perdido la vida en operaciones de mantenimiento de la paz en el extranjero, 88 en concreto. Muchos serán los que cuestionen la necesidad de esta participación, otros los que la critiquen abiertamente y no faltarán quienes consideren al ejército una reliquia prescindible de un pasado a disolver, preñado de chascarrillos de mili que recuerdan la juventud pasada. Otros, en cambio, ni siquiera se interesarán por aquellos que garantizan nuestra seguridad más allá de las estrechas fronteras de la vieja y baqueteada piel de toro. Para quienes tenemos menos de cuarenta años nuestro Ejército es un lugar de encuentro de todos aquellos que quieren defender su patria, que quieren llevar hasta los más desfavorecidos de la tierra los valores de la civilización, un camino de dos mil años, una historia de honor, sacrificio y hombría de bien. Lo conforman un conjunto de hombres y mujeres preparados a defender, incluso con sus vidas, todos los derechos que nuestro país ha conquistado sobre la sangre de nuestros mayores, todas las libertades que nos han llevado a convertirnos en referente de avances sociales, dignos de compartir con otras naciones menos afortunadas. El Ejército español, en misiones de paz o de guerra, ha llevado el nombre de nuestra nación por todos los rincones del Planeta, con el orgullo bien entendido de aquel que cumple con su deber sin importarle a qué precio, hilvanado su presente sobre los principios de la lealtad, el honor, la entrega a España y la salvaguarda de unos principios que nos parecen cotidianos y nos han definido como una democracia modélica. Nuestras fuerzas armadas merecen no ya respeto, que bien lo han ganado con su sacrificio y su sangre, sino admiración.

En Afganistán, por ejemplo, tratan de ayudar a mejorar las condiciones de vida de pobres gentes oprimidas por el salvajismo terrorista de unas bestias que asesinan o ciegan a niñas por el delito de nacer mujeres o querer educarse, que lapidan a víctimas de violaciones, que cercenan miembros a muchachos entre gritos de brutal aprobación, que no aceptan que la libertad de un pueblo supera la sinrazón descerebrada de cuatro analfabetos mal rasurados, que confunden la religión con un arma arrojadiza que manejan a su antojo. Europa sabe bien de guerras de religión y de sus consecuencias para desviar ahora la mirada. Por eso es tan importante la presencia de España.

El emblema de la Brilat, un azor, identifica los valores de la unidad, que comparte nuestro Ejército en todas sus armas: libertad, justicia, nobleza, perseverancia, valor, lealtad. Honremos a nuestros muertos y a nuestros soldados.

Margarita Torres

En recuerdo a los componentes de la BRILAT caídos

LAUREADOS DE LAS UNIDADES ORIGINARIAS DE LA BRILAT.

• Capitán de Artillería destinado en el 3er. Regimiento de Artillería de Montaña D. LUIS FERNÁNDEZ HERCE, por su acción en la Guerra de África en el año 1.909.
• Teniente de Infantería destinado en el Regimiento de Infantería “Príncipe” Núm. 3 D. ALFONSO MARTÍNEZ ALONSO, por los hechos acaecidos en la zona de Cadellada (Oviedo) el día 18 de octubre de 1.936.
• Cabo de Infantería destinado en el Regimiento de Infantería “Príncipe” Núm. 3 D. LUIS NOVAL TORRES, por su comportamiento en la defensa del Campamento de Zoco El-Had, de Benisicar (Melilla) el día 28 de septiembre de 1.909.
• Soldado de Infantería destinado en el Regimiento de Zapadores Núm. 8 D. ANTONIO PONTE ANIDO, por su heroica actuación en Krasny Bor (Rusia) formando parte de la División Española de Voluntarios (Azul). Concedida por Orden de 17 de febrero de 1.944.

Junto a ellos hacen guardia en los luceros:

Teniente Javier González Hernández
Sargento José González Bernardino
Soldado Isaac Calvo Piñeiro
Soldado Pedro Sanmartín Pereira
Soldado Diego González Blanco
Cabo Daniel Abreu Fernández
Soldado Gonzalo Casalderrey
Soldado Pablo Iglesias Sancho
Soldado Diego Prado López
Soldado Jesús Casal Rivera
Soldado José Ángel Martínez Parada
Soldado Iván Vázquez Núñez
Brigada Juan Andrés Suárez García
Cabo Rubén Alonso Ríos