Artilleros, Artilleros, marchemos siempre unidos siempre unidos de la Patria, de la Patria, de la Patria su nombre engrandecer, engrandecer. Y al oír, y al oír, y al oír del cañón el estampido, el estampido nos haga su sonido enardecer. España que nos mira siempre amante recuerda nuestra Historia Militar, Militar, que su nombre siempre suena más radiante a quien supo ponerla en un altar. Su recuerdo que conmueve con terneza, dice Patria, dice Gloria, dice Amor, y evocando su mágica grandeza, morir sabremos, por salvar su honor. Tremolemos muy alto el Estandarte, sus colores en la cumbre brillarán, y al pensar que con él está la muerte, nuestras almas con más ansia latirán. Como la madre que al niño le canta la canción de cuna que le dormirá, al arrullo de una oración santa en la tumba nuestra, flores crecerán. Marcharemos unidos, marcharemos dichosos seguros, contentos de nuestro valor, y cuando luchando a morir lleguemos, antes que rendidos, muertos con honor. Y alegres cantando el Himno glorioso de aquellos que ostentan noble cicatriz, terminemos siempre nuestro canto honroso con un viva Velarde y un viva Daoiz. Artilleros, Artilleros, marchemos siempre unidos siempre unidos de la Patria, de la Patria, de la Patria su nombre engrandecer, engrandecer. Y al oír, y al oír, y al oír del cañón el estampido, el estampido nos haga su sonido enardecer. Orgullosos al pensar en las hazañas realizadas con honor por nuestra grey, gritemos con el alma un viva España y sienta el corazón un ¡viva el Rey!

jueves, 30 de julio de 2009

Homenaje a la Guardia Civil




En honor a los Guardias Civiles D. Carlos Sáenz de Tejada García, y D. Diego Salva de Lezaun, vilmente asesinados hoy por la banda terrorista ETA en Palma de Mallorca.

La Guardia Civil española es un Instituto Armado de naturaleza militar que forma parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Como Cuerpo de Seguridad del Estado, la Constitución le fija la misión primordial de proteger el libre ejercicio de los derechos y libertades de los españoles y garantizar la seguridad ciudadana. Fue fundada en 1844, durante el reinado de Isabel II. El Mariscal de Campo D. Francisco Javier Girón y Ezpeleta, II Duque de Ahumada, propuso al Gobierno la creación de una fuerza de Infantería y Caballería para la "conservación del orden público y el auxilio que se reclame para la ejecución de las leyes". Pretendía de esta forma atajar la gran inseguridad rural provocada por el bandolerismo y crear un Cuerpo nacional de mantenimiento del orden público.




Instituto, gloria a Ti,
por tu honor quiero vivir.
Viva España, Viva el Rey,
Viva el Orden y la Ley,
Viva honrada la Guardia Civil.
Benemérito Instituto,
Guarda fiel de España entera,
que llevas en tu Bandera
el Lema de Paz y Honor.
Por glorificar el nombre,
que el Gran Ahumada te diera,
con tu sangre noble y fiera,
has bordado tu blasón.
Vigor, firmeza y constancia,
valor en pos de la gloria,
amor, lealtad y arrogancia,
ideales tuyos son.
Por Ti cultivan la tierra,
la Patria goza de calma,
por tu conducta en la guerra,
brilla airoso tu Pendón.
Instituto, gloria a Ti,
por tu honor quiero vivir.
Viva España, Viva el Rey,
Viva el Orden y la Ley,
Viva honrada la Guardia Civil.

miércoles, 22 de julio de 2009

Canto a la Bandera Española

Canto Oficial a la Bandera de España de Sinesio Delgado Garcia. Composicion elegida por Real Orden de 30 de abril de 1906 (Boletin Oficial nº 98), entre 1422 presentadas a concurso.

¡Salve, Bandera de mi Patria, salve!,
y en alto siempre desafia al viento,
tal como en triunfo de la tierra toda
te llevaran indómitos guerreros.

Tu eres, España, en las desdichas, grande,
y en ti palpita con latido eterno
el aliento inmortal de los soldados
que a tu sombra, adorandote, murieron.

Cubres el templo en que mi madre reza,
las chozas de los miseros labriegos,
las cunas donde duermen mis hermanos,
la tierra en que descansan mis abuelos.

Por eso eres sagrada. En torno tuyo,
a través del espacio y de los tiempos,
el eco de las glorias españolas
vibra y retumba con marcial estruendo.

¡Salve, Bandera de mi Patria, salve!,
y en alto siempre desafía al viento,
manchada con el polvo de las tumbas,
teñida con la sangre de los muertos.

martes, 21 de julio de 2009

A pie y sin dinero

A pie y sin un ochavo en los bolsillos, calados hasta los huesos y con el estomago frío; en la vista una nube de hielo y en el dedo que oprime el gatillo un sabañón.

El día 8 de Diciembre hace frio, mucho frio, pero nunca bastante para frenar a la Infantería, que con un trajecito de dril, derrite la nieve de los montes y la escarcha de los ríos difíciles y el hielo que oprime los corazones en desgracia.

Ningún oficio más bonito que el de capitán de infantería, artesano del valor heroico, orfebre del valor estoico, que va a pie donde lo mandan con sus hombres detrás, y que a veces se queda en el camino con una bala “¡Con que facilidad, Dios mío! “que le para los pulsos del corazón.

La guerra no es triste, porque levanta las almas. La guerra no es triste porque nos enseña que fuera de la Bandera, nada, ni aún la vida, importa.

La Infantería es la guerra a pie firme, la guerra cara a cara, la vida jugada a cara y cruz de la victoria y la muerte.

La infantería es la guerra a cuerpo limpio, y el infante lidiador que lleva el espíritu armado de un estoque de fuego, como un arcángel de estrellas en la bocamanga.

La Infantería no es la materia, es el ligero y tenue soplo que vivifica.

La Infantería no es la masa, es la compañía.

La Infantería no es, a veces, ni el concierto; es siempre la canción arrebatada del solitario centinela, que canta para que el Cabo de Guardia sepa que está vivo.

Quien no haya sido soldado de Infantería quizá ignore que cuando el hombre se cansa, aún le faltan muchas horas y muchas leguas para cansarse. Porque el secreto de la Infantería, (nosotros estamos hablando naturalmente de la Infantería Española, la de las cornetas en el cuello de la guerrera) es el de sacar fuerzas de flaqueza y hacer de tripas corazón. Que nunca más noble fin tuvieron, ni nada mejor pudieron servir.

Quien no haya sido soldado de Infantería que cuando el hombre se lanza, cuando al hombre se le calienta la sangre, lo más difícil es pararlo y enfriarlo. Porque el otro secreto de la Infantería es el de calentar el aire con la mirada y darse cuenta de que la batalla terminó cuando el soldado crema que estaba empezando. Que nunca mejores temples se conocieron ni en más gallardo menester se emplearon.

Quien no haya sido soldado de Infantería quizá ignore lo que es sentirse amo del mundo a pie y sin dinero.

A pie paseamos por donde quisimos, porque el que no va a pie, no se entera y os lo dice un vagabundo. Y sin dinero izamos nuestra Bandera donde nos dio la gana y donde nos mandaron, porque la victoria no es algo que se compra sino que se conquista y os lo dice un pobre.

Ningún oficio más bello que el de infante, que lleva su casa a cuestas como el caracol y se pelea porque no admite jaques; como el león y como el gallo y como el toro. Sin medir las fuerzas (que no fuera noble presentar las batallas ganadas) y sin mirar atrás porque detrás no hay nada, absolutamente nada.

Con el frio del 8 de Diciembre se calienta nuestro corazón al pensar, como a una novia a la que quisiésemos, en la Infantería.

Resuenan pífanos marciales y aún nupciales en la última y más profunda revuelta de nuestros oídos y aún se estremece, gracias a Dios, ese último nervio que en los cuerpos de los bien nacidos se guarda, como oro en paño, para que vibre en las ocasiones solemnes.


Camilo José Cela